¿Por qué no puedo cambiar con tan sólo desearlo? Si la realidad me dice que estoy equivocado, ¿por qué no cambio y ya? Ya lo dice la canción: “No cabe duda que es verdad que la costumbre es más fuerte que el amor.” La fuerza más poderosa es la costumbre. Como seres humanos tendemos a generalizar, a pensar por costumbre de la misma manera aunque no resolvamos realmente o completamente nuestros problemas. En la Terapia Cognitivo Conductual, se realiza y enseña una nueva forma de resolver.
Desde un punto de vista personal, les comento que soy una de esas personas que gustan de tomar tratamiento psicoterapéutico; una, porque lo encuentro como un espacio donde puedo hablar de mí (y disfruto hablar de mí); dos, porque estoy abierta al cambio, entiendo que es saludable el proceso de reconstruirse o reinventarnos bajo una polaridad positiva, es decir, un desarrollo continuo y consciente de lo que soy, procurando el mayor disfrute y el menor sufrimiento; y tres, porque lo considero como lo más cercano a un masaje cerebral.
Ahora lo expongo desde una visión profesional, la psicoterapia se entiende como un tratamiento psicológico en el que se buscan soluciones y no sólo un lugar para hablar de nuestros problemas. Ningún método es necesariamente mejor que otro, la opción ideal será la que dé los mejores resultados. Para elegir cual psicoterapia nos funcionará de entre una amplia gama de opciones terapéuticas, lo mejor es investigar la efectividad que ofrece el tratamiento que queremos iniciar. En el caso de las terapias cognitivo-conductuales, está sumamente documentado en diversos artículos el alto grado de efectividad (que brinda en un número elevado de malestares emocionales) comparado con otras formas de tratamientos psicológicos y médicos. Aquí te presentaré algunas de las características de este tratamiento y con ello podrás tener una visión más clara de sus beneficios.
Una de las características de las terapias cognitivo-conductuales es que identificamos síntomas que causan malestar, y con la intervención se pretenderá disminuirlo, eliminarlo o aprender a manejarlo.
En la terapia se procura la adaptación de la persona, no adaptación a su sociedad, sino a los propios objetivos, conductas, emociones y pensamientos, y que estos le permitan desarrollar habilidades y lograr sus metas.
En psicoterapia, se actúa y se enseña a ser un investigador. Enseñamos a que la persona identifique de dónde surge su malestar, y cómo perdió este, para que luego aprenda a recuperarlo.
Enseñamos a pensar diferente sobre su propio malestar y sobre su vida. Les enseñamos a que sean su propio terapeuta. No importa que nos quedemos sin pacientes.
El ingrediente active en la terapia es un cambio en el estilo de explicarse la vida. En esta terapia, se enfatiza que los hechos no son los que nos perturban, sino la interpretación que hacemos respecto a esos hechos. Por ejemplo, comprendemos que no todas las personas que pasan por un divorcio se deprimen, ya que algunos pueden tomarlo como un logro de respeto y de amor propio. ¿Pero por qué sucede eso? Porque los eventos por sí mismos no nos hacen reaccionar; somos las personas que, al experimentar los eventos, los interpretamos, ya sea como terribles, catastróficos o tolerables y de aprendizaje.
Se enseña una actitud introspectiva. A investigar su propio pensamiento, para que el paciente se dé cuenta de la poca utilidad de su forma de pensar.
La TCC es una terapia colaborativa, en donde yo como terapeuta, solo sé que no sé nada de lo que le pasa al paciente. Por ello, será de suma importancia esa colaboración del paciente, y que éste comparta lo que le aqueja, en un lugar de escucha y donde se sabe seguro. La confidencialidad es otra característica del proceso de psicoterapia.
En la Terapia CC no echamos las cartas ni le hacemos al mago, primero averiguamos y luego planeamos.
No insistimos que cambie la persona. El deseo de cambio siempre se le deja al paciente.
El psicoterapeuta percibe al ser humano como un ser falible pero con la libertad de trascender y alcanzar bienestar, cuyo proceso de mejoría conlleva la relación con los otros, ya que a través de ellos es como soy conciente que también me construyo.
La base de este tipo de terapia es obtener el bienestar, popularmente entendido como la felicidad. No basta sentirnos bien, sino estar bien, y que ese estar bien se vea reflejado en un estilo de vida.
Bajo este contexto terapéutico, las creencias, comportamientos, pensamientos y sentimientos de los pacientes no son buenos y tampoco son malos. Son funcionales o disfuncionales. Y se encamina el tratamiento en conseguir que el paciente obtenga un mayor disfrute, funcionalidad, y por lo tanto, bienestar.
Ahora quiero preguntarte: ¿Qué vas a hacer con tu tiempo para disfrutar más? Recuerda que el tiempo es un recurso limitado. Procura tu máximo disfrute y tu menor sufrimiento. Toma en cuenta que la felicidad no es una competencia entre quién es más feliz. Lo que deseamos es hacer cosas para disfrutar más, no para ser mejores. Ser feliz o disfrutar más, no te hace mejor ni peor, sólo te hace efectivamente eso, que seas más feliz y disfrutes más.
Tú también podrías beneficiarte de la terapia, agenda ahora mismo con un psicólogo en línea de TQE.