terapia

Para mí, no hay emociones malas ni buenas. Todas son emociones, por ejemplo: la alegría, la ira, o el miedo y aunque algunas parecieran “malas” negar alguna de ellas, sería negarme como persona, y creo que ser humano se trata de esto, de aprender a transitar sobre espacios en blanco que son muy bonitos y placenteros ,y a veces los oscuros que muchas veces no nos gustan. Se trata, de mantener un diálogo con nuestra emoción, de tratar de entenderla; sin juicios ni castigos. Solo entendimiento.

Me pregunto: ¿Qué he perdido para estar triste? Una oportunidad, un proyecto que no funcionó, algo que deseaba con todas mis fuerzas y no se dió, una desilusión en toda regla, o todas a la vez. Al escribirlo y ordenar todos estos pensamientos, veo que todos ellos tienen algo en común: La palabra carencia. Todo mi foco está puesto en lo que falta y no en lo que tengo. Toda mi energía está focalizada en lo que se fue y no en lo ahora hay.

No se trata de resignarnos y conformarnos, pero si de aprender a valorar todo lo que tenemos, que es mucho. Ahora, al mirarme desde está mirada más amable y menos exigente, aparece la gratitud. Gratitud por ser quién soy, por tener un esposo y una familia que me quiere, por tener dos brazos y dos piernas, y por mi mente que me permite compartir estas líneas contigo. Por todo lo que tengo y soy, por las oportunidades, llenas de aprendizaje, que me brinda la vida.

Vuelvo a conectar conmigo misma y ahora le doy significado a lo que la tristeza trataba de enseñarme; aprender a valorar lo que tengo, y dejar de mirar lo que he perdido.

Sé que cuando estás triste todo parece oscuro y desearías que las cosas malas no sucedieran, te animo a ver la vida con una mirada de amor a ti mismo y poder decir: Gracias tristeza.