Era un joven con anteojos, delgado, blanco, cabello ondulado. Interesado, como todo joven, en muchos aspectos de la vida, de su vida: amante de los videojuegos (recomendaba juegos a otros usuarios en su biografía), disfrutaba de las vacaciones en familia, le atraían las causas sociales (de sus últimos trabajos fue uno sobre igualdad de género), etc.
Un disparo de arma en la cabeza terminó con todo. El cuerpo de Jakob Hartmann fue encontrado en los baños del campus donde estudiaba quinto semestre de preparatoria. Tenía 18 años y su muerte sucedió irónicamente en el marco del Día Mundial para la Prevención del Suicidio. No se sabe si él se suicidó o fue un accidente cuando trataba de ayudar a una amiga que se quería matar. De cualquier manera un ser humano en etapa de desarrollo atentó contra su vida. Y eso, eso es algo que se puede evitar.
La segunda causa de muerte entre los adolescentes es el Suicidio. La primera, son los accidentes. Quitarse la vida entre adolescentes es un problema que se duplicó en dos décadas y sigue en aumento. Los especialistas aseguran que el 90 por ciento de los Suicidios se debe a que el adolescente tienen alguna enfermedad mental, es decir, que padece de algún trastorno que es posible diagnosticar, atender y eliminar.
Los principales trastornos que padece la población adolescente es la ansiedad y la depresión y estos se toman como los principales factores de riesgo asociados a la conducta suicida. Es aquí donde tenemos que poner atención pues existen tratamientos basados en evidencia como es la terapia cognitiva-conductual para atender a pacientes con estos trastornos.
Tenemos que aceptar la responsabilidad que implica que las dos principales causas de muerte de nuestros jóvenes se deben al descuido y displicencia con que los tratamos. Pues así como los accidentes se pueden evitar y prevenir, también se pueden prevenir los trastornos asociados al Suicidio. Y es nuestra obligación y responsabilidad velar porque nuestros hijos y hermanos estén bien.
Es más existen (por lo menos en Te Queremos Escuchar) protocolos de prevención, intervención y contención de la conducta suicida que se pueden implementar en escuelas y centros educativos que ayudarían salvar jovenes. Y que contienen elementos como:
- Detectar riesgo suicida mediante evaluaciones
- Identificación de pensamiento suicida
- Psicoeducación de riesgo suicida
- Prevención del Suicidio
- Asesoría a paciente y familiares
- Contratos terapéuticos
- Apoyo a los jóvenes para manejar sus emociones.
Aún hay numerosos mitos en la sociedad con respecto a los comportamientos suicidas. Por eso comentaremos algunos de estos mitos a continuación.
- Mito 1: Las personas que mencionan su propósito de suicidarse sólo quieren llamar la atención.
Realidad: Más del 95 % de personas que llegaron a suicidarse manifestaron claramente sus propósitos y la otra dejó entrever sus intenciones de acabar con su vida.
- Mito 2: Las personas que sobreviven a un intento de Suicidio están fuera de peligro.
Realidad: Un momento de mayor tensión se detona después de la crisis suicida. La persona está particularmente frágil a las pocas horas del evento, por lo que se encuentra aún en peligro real de hacerse daño.
- Mito 3: Las personas con ideas suicidas son peligrosas y pueden lastimar a las demás personas.
Realidad: El Suicidio supone quitarse voluntariamente la vida, principalmente se refiere a un acto autoagresivo-autolesivo que habitualmente no se acompaña de asesinato u occisión en quienes lo realizan, sin embargo, una persona que comete homicidio, puede decidir quitarse la vida para evitar las consecuencias de su acto.
- Mito 4. El Suicidio es un acto puro de cobardía.
Realidad: Quienes han decidido quitarse la vida son personas que llevan un largo tiempo intentando resolver sus problemas, sin embargo, no lo han logrado, por lo que realmente pierden la esperanza y sufren mucho, llegando a considerar la muerte como la única salida real.
Nosotros como sociedad tenemos que hacer un esfuerzo para que esta estadística desaparezca, realizar acciones concretas y confiar en los profesionales de la salud para juntos lograr que sucesos como el del 10 de septiembre no ocurran.