
La idea de definirnos según lo que hacemos es reduccionista y peligrosa. Aunque suene a cliché no valemos por lo que tenemos sino por lo que somos. Y el ser es indefinible ya que está en constante construcción, el cambio es lo único permanente.
Como humanos somos falibles, es decir; cometemos errores y son los errores los que permiten la vida. Todo ser vivo existe gracias a una serie de errores útiles para su especie. Cuando se estima que alguien vale menos que otro, se debe al pensamiento erróneo de que por determinadas faltas cometidas o falla de cualquier tipo, el valor de la persona ha disminuido en su totalidad. Catalogarlos y apreciarnos según lo que tengamos es una mala idea, es reduccionista.
La terapia que practico, TREC, alerta sobre el hecho de autoevaluarse y evaluar a otros, ya que hacerlo conduce a exaltar o rebajar la esencia humana. Si uno se valora a sí mismo como bueno, habrá de valorar a los demás como malos. Como resultado, lleva a competir en bondad o maldad y a sentirse celoso, envidioso, o superior. En este tipo de terapia se sugiere que las personas tengan una aceptación incondicional, esto quiere decir aceptarse incondicionalmente con defectos y virtudes.
La aceptación como personas no significa estancarnos o aplazar nuestros objetivos y metas, sino a no definirnos por lo que hacemos o de tengamos. Ya somos valiosos, y nadie nos quitará ese valor, tener más dinero no te hace mejor sólo te hace tener más dinero. No hablo de renegar del tener en sí, sino del apego a lo que tenemos y valorarnos con base en ello. Te invito a valorar y disfrutar la vida por la vida misma y no por lo que tienes o logres.