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El Hombre También Es Vulnerable

Lectura de: 5 minutos
Y, ¿de qué manera?

Autora: Dra. Diana Cover

Veo en casi todos los casos de mis pacientes divorciados, que en la separación el hombre se vuelve tan vulnerable como la mujer. 

Es como si al comenzar una vida separados, el género no existiera: las mujeres son débiles y vulnerables… y los hombres también, sobre todo cuando no hay una infidelidad de por medio. 

Es de Valor Pedir Ayuda

La vulnerabilidad está definida como el riesgo a sufrir daños sin oponer resistencia.  Sería como la otra cara de la moneda de la resiliencia. La resiliencia es la capacidad del ser humano a adaptarse a la adversidad o a la tragedia. 

Y si lo pensamos bien… ¿por qué el hombre debería ser fuerte en una situación en la que se queda solo, tiene que hacer de manera personal todo lo que antes le hacían, y debe aprender a ser independiente de nuevo? No es fácil. 

No es lo mismo y no es sencillo

Si para la mujer los retos de ser independiente y sobreponerse a quebrantos emocionales son grandes, para el hombre también hay tareas que no le serán gratas. 

Ser fuerte, cuando se está quebrado emocionalmente, es un reto que va a llevar en soledad y callado, ya que la mujer tiende a compartir sus emociones con otros, pero el hombre no. 

La vulnerabilidad es un tramo en la vida del divorciado, pero es delicado y debe ser superado. Si hay hijos, éste es el momento preciso de enseñarles lo que queremos que aprendan, por ejemplo la capacidad de superar la pérdida, y la posibilidad de comenzar una nueva vida sin muchos lamentaciones de por medio.

Alguien Siempre Está Para Ti

De alguna forma, también es la oportunidad de mostrar que pese a la tristeza, la debilidad y la vulnerabilidad, también existe nuestra luz individual. 

A Fondo

Los peores errores que puede cometer un hombre durante el divorcio

  1. Error #1: Tratar todo como un negocio en el divorcio Los hombres, especialmente si usan la intelectualización como mecanismo de afrontamiento, son expertos en la compartimentación. Una mujer, asombrada por la habilidad de su esposo para compartimentar, comentó: “Si no está frente a él, ni siquiera lo considera”.

En cierto sentido, esta capacidad es positiva y es algo que animo a las mujeres a desarrollar. La compartimentación permite establecer límites más sólidos y no asumir tan personalmente los problemas o sentimientos de los demás.

Sin embargo, en el contexto del divorcio, esta cualidad puede ser devastadora para la mujer en el extremo receptor. Las futuras ex esposas que enfrentan esto se preguntan qué salió mal. Todavía ven a sus ex esposos como alguien a quien amaban profundamente, el padre de sus hijos y alguien por quien todavía sienten genuina preocupación. Sin embargo, los hombres que pronto serán ex maridos pasan de ver a las mujeres con las que se casaron como alguien que ocupaba un lugar especial en su corazón y las madres de sus hijos a, una vez que se presentan los documentos de divorcio, verlas estrictamente como su oponente.

  1. Error #2: Ser intimidante Este segundo error está relacionado con el primero. Después de todo, no puedes intimidar a alguien a menos que lo veas como un objetivo. Esto implica separarse emocionalmente de la otra persona. La rabia al volante es un claro ejemplo de esto. Pero ser intimidante agrega un componente de malicia que no está presente cuando solo te enfocas en los aspectos comerciales.

Los intimidadores causan daño intencionalmente a otros a través de tácticas como la humillación, el miedo o el aislamiento social para dominar y controlar. Dado que los tribunales están configurados para ser contradictorios, el litigio es el patio de recreo perfecto para un intimidador. En un divorcio, que en el peor de los casos se convierte en una lucha de ganadores y perdedores, el intimidador puede prosperar. Y si tienen recursos financieros, los procedimientos pueden prolongarse durante meses, e incluso años. Los intimidadores disfrutan de la lucha, a veces a un costo tremendo.

  1. Error #3: Avanzar demasiado pronto El divorcio es una experiencia difícil y a menudo solitaria. Puede exponer a las personas a heridas de apego fundamentales como ningún otro proceso al que se enfrenten en sus vidas adultas. Por esta razón, alguien que no quiera enfrentar la tristeza, la pérdida o el miedo a estar solo, naturalmente buscará una nueva pareja para distraerse del dolor.

Sin embargo, en momentos de mayor angustia, es poco probable que elijas a tu pareja ideal. En lugar de un compañero de “sí quiero”, es más probable que sea un compañero de “algo es mejor que nada”, alguien que te ayude a superar esas noches solitarias y los fines de semana por ahora.

Pero, como cualquier sustancia que altera el estado de ánimo, esta nueva relación puede proporcionar un alivio temporal, pero no resolverá tu soledad existencial. Es como poner una curita en una herida que sigue sangrando.

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Bibliografía

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